Blog del Hotel Rural Mardenit Orba - Historias y Consejos

Hace un año pasó algo que cambió muchas cosas. No hace falta volver a hablar de ello, no es mi objetivo hacer que “llueva sobre mojado”. Llover, ya llueve bastante y no siempre como nos gustaría. Por lo tanto, se trata de aprovechar el agua de estos tiempos, para hidratar, y poner sobre el papel, que ha podido cambiar para el bien común, porque, como reza el dicho: “El árbol muchas veces, no nos deja ver el bosque”.

Hace unas semanas, en uno de mis paseos al atardecer, me encontré con una imagen, cuanto menos peculiar, pero con una dimensión poética propia, principalmente por lo sugerente de su caprichosa existencia. La he guardado en mi teléfono, hasta que hoy he visto de lo que podían estar hablando los protagonistas.

Volviendo de mi paseo, tenia que ir al hotel. Esa noche era viernes, y ofrecíamos cena árabe que prepara Magda con todo el cariño del mundo para nuestros huéspedes. También fue de justicia poética, que a los pocos meses de abrir las puertas de MARDENIT, nos encontrásemos con nuestra querida cocinera y anfitriona de origen magrebí, teniendo en cuenta que sí a alguna cultura le debe mucho esta tierra que pisamos, vemos, olemos y comemos, es al pueblo árabe. Al fin, somos Mediterráneos.

En estos cuatro años desde que empezamos, han pasado muchas cosas, tantas que me quedo en los últimos doce meses por su intensidad. Han sido fugaces, por la rapidez de adaptación a ese entorno tan cambiante. En este breve, pero intenso recorrido, hemos asumido un fuerte compromiso con valores en los que ya creíamos; como el valor de la cercanía con las personas, poniendo énfasis en las cosas hechas con afecto, y los nombres con apellido, porque eso tan sencillo que fluye de lo natural, es la calidad, la excelencia, y si me apuran, el lujo para nosotros. Nietzsche decía que “La sencillez y la naturalidad, son el supremo y ultimo fin de la vida”.

Sabemos que nuestro esfuerzo y voluntad, también puede ayudar a ese entorno en el que soñamos con devolver aquello que nos ha dado. Lo sabemos por experiencia, porque en estos cuatro años que llevamos andando, aunque queda mucho, hemos visto como el diálogo ha cambiado respecto a nuestro entorno. Contribuir a la cultura y a la tradición, a esa Marina Alta, que separa en dos la famosa autopista del Mediterráneo. Esa pequeña comarca que es Marina, y es Alta. Mar y montaña. No solo Costa Blanca.

De ese diálogo durante estos cuatro años, asumimos que la naturaleza es nuestro primer hogar, y por lo tanto debemos de cuidarla, hay un sentido común que se impone, y es un compromiso con la ecología. También, como hemos dicho, con las personas de más cerca, porque creemos que lo grande se alcanza desde lo pequeño y cercano. Y es un camino largo, pero con el tiempo, es como la gota que parte la piedra. Porque si algo nos ha enseñado esta crisis, es que hasta el más grande puede ser muy pequeño.

Volviendo a la naturaleza que ha inspirado estas palabras, lo más sugerente de ésta imagen, posiblemente sea ese apoyo mutuo. Esos dos árboles, están recostados el uno sobre el otro, parece como si se hubieran salvado por ellos mismos. Porque también, en esa espera, se están dando calor, se están ayudando, construyendo y haciendo fuertes. Federico García Lorca decía que “La poesía es la unión de dos palabras que uno nunca supuso que pudieran juntarse, y que forman algo así como un misterio”. En ese calor de la escucha, del apoyo, pero con las raíces en tierra, es donde se forjan los sueños más grandes, como en esta imagen compuesta por dos; El que imagina, y el que le ayuda a imaginar.

Como punto y a parte de esta historia, tan solo me queda agradeceros a todas y todos los que creéis en MARDENIT, vuestro apoyo; por disfrutar, por recomendarnos, por volver a visitarnos. En fin, por mantenernos con las raíces en tierra estos cuatro años de poesía.

Rubén M. Riera